DESARROLLO DE LA JERARQUÍA DE NECESIDADES. CÓMO ABORDARLO




Una vez esbozada una clasificación de las necesidades debemos continuar reflexionando más a fondo sobre la manera más natural de dar respuesta a las mismas. Podemos intuir que dentro de cada tipo de necesidad hay grados de importancia y que a la hora de elaborar una solución el orden se irá entrelazando entre diferentes tipos o grupos.
Lo primero que jamás en la historia del planeta se ha cumplido es cubrir la necesidad más esencial para la vida todas las personas del planeta: que todas tengan acceso a los alimentos que les asegure la supervivencia en cuanto a nutrición se refiere. Siempre ha habido y sigue habiendo gente que muere de hambre, mientras que otras personas no tienen que preocuparse por comer sin hacer nada para merecerlo. Un cuarto de los niños de nuestro mundo están desnutridos. La desnutrición está asociada a un tercio de las 3 millones de muertes infantiles cada año y el número de familias que pasan hambre y la desnutrición en los niños van en aumento en varios países del mundo. Es triste que con los avances tecnológicos conseguidos a lo largo de la historia nunca se haya tenido ni tan si quiera la voluntad de acabar con esta situación. Más adelante veremos que es posible equilibrar esta injusticia con los recursos del planeta para la población mundial actual.


Con los alimentos disponibles para vivir, no se asegura la supervivencia. La naturaleza acecha de forma ininterrumpida con peligros para la vida humana, y tiene que ser así, eso no vamos a discutirlo. Pero ante esto se pueden tomar cartas en el asunto. La necesidad de un espacio vital, seguro, en condiciones de higiene y salubridad, donde mantener una intimidad, relaciones familiares, afectivas o de amistad, o incluso tontear con la soledad, debe ser el siguiente punto a satisfacer. Otra forma de enfrentarse a la naturaleza es la medicina. Los conocimientos y medios desarrollados en el campo de la salud no se le pueden negar a nadie mientras esto sea posible por tema de recursos. También ha habido siempre latente una amenaza que surge de nosotros mismos, del resto de humanos. Los conflictos difícilmente serán desterrados de las sociedades humanas, por lo que es imprescindible tejer un marco legan que garantice derechos, libertades y obligaciones, y un cuerpo jurídico y de fuerzas del orden que lo materialicen.
Hasta aquí ya tenemos contemplados los tres primeros tipos de necesidades ya que el resto de funciones vitales ya dependen del individuo, y con un hogar ya tenemos el clima perfecto para el desarrollo de relaciones familiares, cariño y amor requeridos para vivir. Resumiendo: derecho al acceso a alimentos, derecho a vivienda, derecho a sanidad pública y a una cobertura jurídica.
Con lo que tenemos hasta ahora no tendríamos mucho más que para vivir como animales. Desde que un niño comienza a ser consciente de su vida no para de aprender, de crear, de preguntar, de investigar en su entorno. Tiene una necesidad innata de conocimiento que sería horrible no satisfacer. Lo siguiente que propongo para un plan para abordar las necesidades humanas sería aportar los medios, entornos y facilidades para que las personas puedan formarse, saciar su curiosidad, adquirir conocimiento, debatir, discutir, expresar ideas, y enterrar la ignorancia. Y aquí se entrelaza el siguiente tipo de necesidad, la de expresar también sentimientos e ideas que tan solo se pueden expresar con el arte, la de perpetuar la cultura y el saber popular. Aquí ya hay mucho que matizar, pues por ejemplo el hallazgo de Internet como herramienta de información y de interrelación es potentísimo, pero el coste que supone mantenerlo y hacerlo llegar a todos los rincones del planeta puede entrar en conflicto con que  todo el mundo tenga acceso a una escolarización corriente que le dote de medios para vivir con felicidad y dignidad con un trabajo normal. Lo mismo sucede con los viajes, no hay mejor forma de conocer mundo, cultura, naturaleza y sociedades diversas que viajando. Pero el coste de mantener un mapa de navegación aéreo con la tecnología actual puede que cruce líneas rojas en temas de respeto ambiental, o que por culpa de ello en una parte del mundo se esté más desprotegido que en otro.
Es por esto que se deben poner unos límites que se vayan modificando a medida que el avance tecnológico, por ejemplo en eficiencia energética y respeto medioambiental, que delimiten el máximo de viajes y de qué tipo puede hacer una persona al año. O por ejemplo que sean canjeables por otros privilegios o por logros conseguidos en la labor profesional, mientras a nivel global se mantenga una huella ecológica aceptable.
A partir de aquí ya podemos considerar las necesidades de grupo, las destinadas a mantener unas diferencias entre culturas, a perpetuar tradiciones. Estas no creo que tengan que tener un carácter discriminatorio o irrespetuoso con el resto, ni tienen por qué suponer ningún gran impacto. También hay necesidades de ser diferente y original a nivel personal, y mientras no supongan  un deterioro de las libertades y derechos de tus cercanos no veo que se tengan que eliminar. Tiene sentido rescatar aquí la famosa frase de “la libertad de uno termina donde empieza la de los demás”. El problema se hace relevante cuando entra en juego la carencia de empatía, que deriva en valores tan nocivos como la avaricia, el egoísmo, o el abuso de poder. El extremo son las propiedades lujosas sin apenas valor de uso, o infrautilizadas: joyas, mansiones, colecciones de coches (cuando con un coche que cumpla su función es suficiente), mascotas, varias residencias, etc. Aportan poca o nada a la felicidad, como igual sí que lo puede hacer vivir sin trabajar y dedicar tu tiempo al consumo de drogas y a tus aficiones, pero hay personas que así viven.
Para terminar hemos nombrado arriba las necesidades de ocio. Apenas merece la pena hablar de ellas porque son imposibles de extinguir, en algo hay que emplear el tiempo. Hacer deporte, tocar instrumentos, hacer marquetería, escultura, asistir a espectáculos o incluso prepararlos, escalar, jugar a las cartas, masturbarse o discutir. Todas estas formas de emplear el tiempo son sanas y siempre existirán de forma natural. Lo que ya no es natural es hacer del ocio un negocio. De esto hablaremos más adelante.

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