Fragmentos de La Venganza de Gaia de James Lovelock


En un día cualquiera como hoy 4 de febrero de 2014 nos pueden dar noticias tales como que el paro registrado sube en España en 113.097 personas, que uno de daca cuatro € de dinero público en Europa va a manos de corruptos, que la Justicia inhabilita al juez que se atrevió a encarcelar a un corrupto poderoso, que vuelve a subir la factura eléctrica, o que la reforma laboral ha bajado el sueldo de los españoles un 10% (pretendían que fuera un 20%). Desgraciadamente siempre hay problemas mayores.
El Capitalismo, el cual es el causante de noticias como las anteriores, se debe eliminar por dos motivos ineludibles: uno ético y otro medioambiental. El primero lo resumiré para tontos aunque bien merece una larga explicación: El Capitalismo crea desigualdad, la desigualdad conlleva pobreza, la pobreza produce hambre y enfermedad, el hambre y la enfermedad matan personas, hasta el relativista moral más radical podría admitir que matar personas está mal, luego el Capitalismo es malo. El segundo motivo es que está basado en un crecimiento económico dependiente de una explotación de recursos y de un consumo que el planeta no es capaz de asimilar. He estado releyendo (esta vez en inglés) a James Lovelock, creador de la teoría de Gaia, y he reunido a continuación una serie de fragmentos suyos que resultan demoledores y que no nos permiten pensar en otro camino que no sea el del Decrecimiento.
“sufrimiento […] que causó el tsunami que en diciembre de 2004 arrasó la costa del océano Indico. Ese aciago suceso mostró lúgubremente el poder letal de la Tierra. Con sólo un suspiro, el planeta en el que vivimos puede matar a decenas de miles de personas. Pero eso no es nada comparado con lo que puede suceder muy pronto; estamos abusando tanto de la Tierra que ésta puede rebelarse y volver a la elevada temperatura que tuvo hace cincuenta y cinco millones de años. Si lo hace, la mayoría de nosotros moriremos, así como la mayoría de nuestros descendientes.”
“Hemos crecido en número hasta el punto de que nuestra presencia afecta al planeta como si fuéramos una enfermedad. Igual que en las enfermedades humanas, hay cuatro posibles resultados: destrucción de los organismos invasores que causan la enfermedad; infección crónica; destrucción del huésped; o simbiosis, es decir, el establecimiento de una relación perdurable mutuamente beneficiosa entre el huésped y el invasor.”
“El desarrollo sostenible, basado en el uso de energías renovables,  se ha puesto de moda como forma de convivencia con la Tierra y se ha convertido en parte del programa de los políticos verdes. Muchas personas se oponen a este punto de vista, particularmente en Estados Unidos, y siguen creyendo que el calentamiento global es un cuento y dicen que hay que seguir como si nada. […] « ¿Por qué deberíamos preocuparnos por la Tierra cuando nuestro principal deber es cuidar a nuestros semejantes pobres y enfermos? Dios se ocupará de la Tierra.» De hecho, ni la fe en Dios ni seguir como si nada, ni siquiera tampoco apostar por un desarrollo sostenible son respuestas adecuadas a la grave situación en la que nos encontramos. Si no cuidamos de la Tierra, ella cuidará de sí misma haciendo que ya no seamos bienvenidos.”
“El error que ambas comparten es creer que el desarrollo todavía es posible y que la Tierra continuará más o menos igual que ahora durante al menos la primera mitad de este siglo […] Confiar en el desarrollo sostenible o continuar como si nada son políticas tan viables como esperar que un enfermo de cáncer de pulmón se cure simplemente dejando de fumar.”
“Malgastamos la energía y superpoblamos la Tierra. Pero la civilización se derrumbará si abandonamos la tecnología. Debemos pues usarla sabiamente, como haría el doctor Jekyll, pensando en el bienestar de la Tierra y no sólo en el bienestar de la gente. Por eso es demasiado tarde para seguir la vía del desarrollo sostenible; lo que hace falta es una retirada sostenible.”
“Lo que necesitamos por encima de todo es recuperar el amor y la empatía por la naturaleza que perdimos cuando nos enamoramos de la vida urbana.”

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